Urracas y arrendajos, la fama inmerecida
El primer fin de semana de octubre se celebra el Día de las Aves en muchos lugares españoles y una semana después el de las Aves Migratorias. No faltan reseñas, artículos que ponen en valor a las especies de este grupo faunístico y, antes del COVID, no faltaban actos para observar las aves, anillarlas, disfrutar de la belleza de sus colores, vuelos y cantos.
Si revisamos cuáles son las aves protagonistas de estas efemérides aparecen diversos preciosos pajarillos, rapaces, ánades, especies valoradas por su belleza o por su comportamiento y destrezas. Es cierto que cada ave posee un comportamiento que la define, pero la forma de valorar dicho comportamiento, y por tanto de asignar cualidades a las especies, está sometida a juicios culturales y tradiciones orales que muchas veces no tienen nada que ver con la realidad.
¿Se acuerda alguien en el Día de las Aves de los cuervos, por ejemplo? ¿o de las grajas o de las urracas? ¿acaso estas especies no tienen un papel en los ecosistemas tan importante como el del «sabio búho» o el coloreado abejaruco? o, por el contrario ¿es la sociedad quién ha estigmatizado y dado una inmerecida fama a algunas especies y valorado otras? En este relato os demostraremos cuán inmerecida y arbitraria es la fama de los córvidos. Hablemos de urracas y arrendajos.

Urraca fotografiada en la vega de Granada. Fotografía de Jon Miguel Aristu
La urraca (Pica pica) es considerada en nuestra cultura como un animal malvado y molesto; la urraca es sucia y ladrona, responsable de asaltar cosechas y devorar toda clase de fruta, de adueñarse de otros nidos y robar sus huevos. Sin embargo, esta ave de impertinente graznido se ha convertido en todo un descubrimiento en el mundo de la etología y la psicología animal, llegando a ser considerada como una de las más inteligentes del mundo, al mismo nivel de chimpancés, delfines o elefantes.
Entre estos descubrimientos sorprende su capacidad para reconocerse a sí misma en los espejos, identificar a personas individuales o la habilidad para resolver difíciles puzzles. Cuando un miembro de la colonia muere las urracas lo rodean y cubren con palitos y paja, en una especie de ritual mortuorio. Dentro de las curiosidades de su comportamiento cotidiano -ya fuera de los tests en laboratorios científicos- las urracas buscan afanosamente toda clase de objetos brillantes que acumulan en su nido y regalan a su pareja a la cual son fieles toda la vida. ¿no es una muestra de habilidad o de cariño, puestos a adjudicarle valores humanos? Los llamativos graznidos que pueden definirse como molestos, son una estrategia para atraer a buitres y cuervos. La urraca no puede romper la piel de los animales muertos que encuentra y necesita de la llegada de esas carroñeras mayores para que ellas coman primero y aprovechar el resto del botín.

La urraca que salvó a una familia es el título de un artículo que cuenta cómo una urraca recogida tras caerse de un nido ayudó a salir de la depresión a una mujer accidentada. La relación con la familia duró años. Vibeke Venema. BBC news. 4 octubre de 2016
En la temporada de otoño la urraca, como muchos otros animales, acumula nueces y otros frutos como provisiones para el invierno. En los próximos meses otoñales sólo nos bastará pasear por la intrincada red de senderos de la Vega de Granada para observar a las avispadas urracas al pie de los nogales, seleccionando con ingenio las nueces más propicias según su insondable criterio. Tras ello, las veremos surcar los terrenos circundantes volando a baja altura hasta decidirse a descender y enterrar su cosecha en un lugar oportuno.
Este comportamiento, cuyo sorprendente y admirable resultado desvelaremos en los próximos párrafos, está presente también en su pariente cercano, el arrendajo, el cual suele acaparar todo el protagonismo en el papel de ‘jardinero o plantabosques’.

Arrendajo en la Dehesa del Generalife. Fotografía: Jon Miguel Aristu
Cuando escasean los invertebrados el arrendajo comienza con su labor de repoblador de bosques, tarea que realiza de forma involuntaria y como consecuencia de su mala memoria. Y es que le es difícil recordar dónde enterró las casi 5.000 bellotas recolectadas durante el otoño. Si multiplicamos esta cantidad por el número de individuos de una colonia o población podremos valorar las consecuencias de este comportamiento. Los árboles mediterráneos del género Quercus (encinas, alcornoques, robles, coscojas y quejigos) tienen mucho que agradecer a estas aves. y ¿acaso los humanos no debemos agradecer también esta labor, que resulta ser más efectiva e inmensamente más económica que muchos trabajos de repoblación forestal?.
En resumen, nuestras ladronas y sucias urracas, nuestros molestos y gritones arrendajos son un ejemplo de laboriosidad, fidelidad, habilidad e inteligencia. Su capacidad para sobrevivir incluye aprovechar toda clase de recursos, incluidos las cosechas o los huevos, sean de granja, de un coto de caza o de otra ave silvestre. Bien pensado, mucho nos parecemos los humanos a estas estrategas de la supervivencia y quizás por eso, las hayamos castigado con tan inmerecida fama.
Curiosidades
Su graznido característico y su fijación por las bellotas quedan perfectamente resumidas en su nombre científico, Garrulus glandarius, siendo el adjetivo “gárrula/o” aplicable a aquellas especies charlatanas, y glans, el nombre latino de la bellota. Rasgos que Linneo resumió como charlatán bellotero.
En China la urraca es símbolo de buenas noticias y felicidad. Su nombre en chino significa literalmente «ave de la alegría». Las urracas tienen especial protagonismo el día de lso enamorados en China.
¿Dónde ver a urracas y arrendajos?
No tenemos que ir lejos para descubrir la presencia de los arrendajos. En un paseo por la Dehesas del Generalife oiremos su clamoroso graznido mientras saltan de encina en encina. Si somos capaces de alcanzarlos con la mirada veremos resplandecer en nuestras pupilas un intenso color turquesa surcado de líneas negras que corresponden con las plumas coberteras de sus alas.
Sigamos caminando por los bosques cercanos o la vega, lugares próximos donde la ciudad, los cultivos y os bosques conviven, aprovechemos la cercanía de los ecosistemas excepcionales de esta región de contrastes que es Granada. Adentrémonos en la naturaleza con los cinco sentidos y sigamos descubriendo a sus habitantes habituales y las estrechas relaciones que nos mantienen unidos; sus vínculos dibujan y dan forma a los paisajes que nos rodean.
Autores: Teresa Madrona y Jaime Álvarez