En buena sintonía con las aves
Muchas personas disfrutamos de tener contacto con la naturaleza y creemos en sus efectos beneficiosos para nuestra salud, pero ¿qué mecanismos fisiológicos son los responsables de estas sensaciones tan placenteras?
Hay estudios científicos que han revelado que trabajar o realizar actividad física en la naturaleza tiene efectos positivos en la salud. Estas personas, por ejemplo, sufren menos estrés, son más productivas y manifiestan una actitud más feliz como reflejo de su sensación de bienestar. Tener menos estrés o tener sensación de bienestar es algo poco reflejable en números y puede ser, hasta cierto punto discutible, pero los estudios van más allá. Se ha demostrado un mejor funcionamiento del sistema inmune, con la correspondiente disminución de infecciones víricas. También se ha medido cómo el contacto con la naturaleza libera algunas moléculas en la sangre, como la oxitocina y las endorfinas, llamadas las moléculas de la felicidad.
Obtener estos beneficios no requiere cambiar drásticamente el modo de vida, no requiere estar continuamente al aire libre, simplemente dedicarnos un tiempo a la semana para este contacto natural, este reencuentro de nuestra propia esencia biológica con el resto de los elementos del medio natural a los que estamos ligados como partes de un sistema.
Por ejemplo, una de las soluciones que se están desarrollando para luchar contra el estrés es la denominada “terapia del sonido”, basada en los efectos terapéuticos de algunos sonidos, entre los que destaca el canto de las aves.
Hay quien puede considerar absurdo que se califique de verdadera terapia al simple hecho de escuchar el canto de los pájaros, pero probablemente todos hemos tenido la experiencia de detenernos ante la belleza del canto de un ave, o del sonido del agua y es innegable admitir que en esos momentos se “ha parado el tiempo” y nos ha invadido una sensación de tranquilidad. Esto es justamente lo que se busca con la terapia del sonido, desarrollar la capacidad de dejar que la mente y el cuerpo se relajen y carguen con energía positiva conectando con los sonidos de la naturaleza, y más en concreto, con el canto de las aves.
Las terapias del sonido de las aves buscan reforzar las conexiones de nuestro organismo con la naturaleza, por lo que usar aves enjauladas no es la mejor solución. La propia ciudad ofrece sonidos de suficiente calidad en los jardines y setos. Un paseo por la mañanas temprano de camino al trabajo puede ser el momento para detenernos de forma consciente en estos jardines y parar un par de minutos. Incluso se pueden utilizar grabaciones de aves en el coche, el trabajo o en casa, mientras realizamos algunas tareas. Realmente cuesta muy poco adoptar estas nuevas costumbres que tanto ayudan a combatir el estrés.
Es primavera y los jardines de Granada, sus cármenes, paseos fluviales, colinas, están llenos de sonidos de autillos, verderones, mirlos, curucas, verdecillos, jilgueros y muchas aves más que cantan incesantemente en la búsqueda de sus parejas y defensa de su territorio. Algo tan fácil como un camino un poco más largo para ir al trabajo o un paseo al atardecer son suficientes para sentir los efectos de la terapia musical de nuestros “hermanos” los pájaros.